Joven y exitosa

Violeta es una joven y exitosa escritora quién logró fama gracias a su primer thriller llamado "Demonios Mentales", se distingue cuando entra a cualquier lugar. Usa vestidos cortos y los acompaña de medias a la rodilla con tacones altos. Con un estilo y buen gusto ella es una rubia de cabello suelto, uñas impecables, y anteojos oscuros los cuales impactan a aquellos que la miran, aunque su arma secreta es su busto que distingue y es acompañado de un culo hermoso.

Ella es joven, sensual, hermosa, inteligente, soltera y con dinero... simplemente perfecta.


Fue un lunes cuando recibió un mensaje electrónico de su editor en su aplicación privada: "Violeta, se necesita tu presencia en la capital para iniciar la gira del último libro. Te esperamos el día jueves a medio día para ver detalles. El sábado ya es navidad y los libros saldrán a mercado internacional. Los gastos de avión, hospedaje y alimentos corren por nuestra parte, usa la tarjeta de crédito corporativa para lo que necesites del viaje. También mañana tendremos la cena de gala por solsticio de invierno, así que trae el vestido rojo. Cordialmente, X. Editor en Jefe".

"¡Vaya! No queda más que ir" rió descaradamente mientras comía unas galletas y cerraba su MacBook Pro; fue a su habitación y comenzó a elaborar su maleta. Mientras colocaba un par de vestidos y su pijama se perdió en sus recuerdos de la ocasión dónde su novio la abandonó años atrás en una cafetería y justo ahí fue dónde conoció a X, "Una coincidencia increíble del destino" dijo para sus adentros, ya que fue él quién al verla llorando se acercó para ver si le podía ayudar, al escuchar su historia, se ofreció pagar su consumo, pues su novio simplemente la abandonó sin pagar la cuenta. También esa tarde él descubrió que ella tenía un talento natural para la escritura; le brindó el ánimo para escribir, apoyo para lanzar su primera edición de la serie "Demonios Mentales", y su amistad sincera. Ahora, un par de años después, estaba por lanzar la última entrega y la edición internacional de la saga traducida a más de 9 idiomas para el mercado internacional. "Ha sido un gran viaje y es momento de coronar", dijo en voz alta mientras concluía su equipaje.




Dos horas después bajó al lobby del exclusivo condominio, del cual poseía el penthouse, fue directo con el Concierge para que no olvidara alimentar a su mascota y verificar detalles durante su ausencia. El Concierge le acompaño a la camioneta que la esperaba fuera para llevarla al aeropuerto y le deseó buen viaje. En el trayecto respondió el mensaje de X en la aplicación: "Voy rumbo al aeropuerto, tomaré el vuelo nocturno y llegaré en unas horas más. ¡El tráfico de la capital es caótico, especialmente en semana de navidad! También llevo un nuevo vestido, rojo escarlata, que sé te encantará. Me da curiosidad la cena pero sé que estaré segura contigo. Te quiero." firmó con un emoji de mariposa monarca, mientras disfrutaba una charola de quesos y carnes frías, acompañada de una copa de Sancerre, un fino sauvignon blanc, cortesía de su aerolínea para clientes de alto perfil al igual que la camioneta. Su vuelo despegó por la noche y llegó sin problemas a la capital una hora después, otra camioneta de lujo, cortesía de la aerolínea esperaba y la llevó segura a su hotel. "Estoy aquí, llegué sin complicaciones al hotel. Ahora iré a descansar. Bonita noche." escribió en la app, firmado nuevamente con una mariposa, y fue a dormir.




Despertó cerca de medio día, su alimento se encontraba sobre la mesa de la recepción de su habitación, junto con una carta de X con indicaciones específicas que debía memorizar para la cena de solsticio, además de su invitación personal, una gargantilla de encaje con un diamante púrpura. "Un vehículo pasaría por ella en punto de las 7pm, no antes, no después.", concluía la carta. Violeta sonrió fue a tomar sus alimentos, luego tomó una ducha y comenzó a escribir ideas para su nueva historia en su Mac. Se quedó en sus recuerdos hasta que sonó la alarma de su teléfono, "Las 4pm ¡Diablos!" exclamó, el tiempo había pasado e iba ya retrasada. Comenzó a arreglarse tan rápido como pudo y solicitó un filete al restaurante.




En punto de las 7pm un Mercedes AMG negro de 4 puertas, y dos camionetas con elementos de seguridad del estado y personal armado llegaron al hotel. Violeta al bajar a recepción se sorprendió al ver en la escalera a X, vistiendo un frac negro con corbatín blanco, "Todo un caballero." dijo sonriendo. Él tomó su mano y respondió "Hola Violeta, un par de años sin verte y luces más hermosa que nunca". Violeta se sonrojó y bajó la mirada mientras colocaba ambas manos frente a su vestido rojo, pues el Señor X era todo, menos un simple Editor en Jefe, así fue que él tomó delicadamente pero de manera firmemente su mentón, hasta que ella le mirara a los ojos. Con una mirada llena de ternura e ilusión ella respondió: "Te extrañé", y él besó sus labios carmesí recordando su sabor fresa que usaba. Ella era por mucho, su mejor secreto.




El Señor X era uno de los empresarios más distinguidos del país, con un pasado político, un gusto por el arte y un hombre de mundo, quién a pesar de sus logros apenas tendría 40 años. Un padre ejemplar ante la sociedad, o eso decían las revistas de su propiedad, con una hermosa esposa, hija de un político y una ex reina de belleza; así como dos hijas de 8 y 10 años y un varón de 4 años. Debido a su importancia política y para el país, siempre era protegido por elementos privados del estado, además de su seguridad privada armada y altamente entrenada, ya que había tenido atentados previos. Su equipo de seguridad personal jamás se despegaban de él, especialmente cuando veía a sus romances ligeros, y amantes de una sola noche. Pero Violeta no era un simple amor más, ella era "La Principal" como la conocían los elementos armados de su equipo que lo vigilaban, su lealtad, silencio y discreción había siempre sido bien recompensado. La editorial era una de sus múltiples empresas en dónde le gustaba mantener un perfil menor, por ello a pesar de ser el Director General, siempre se presentaba como Editor en Jefe, además era un trabajo que disfrutaba, ya que podía leer tranquilamente y hacer correcciones a los nuevos escritores. Aunque Violeta era su pupila especial con quién hablaba de todo y de nada.




"Radiante siempre como una Diosa", dijo mientras la acompañaba al Mercedes blindado. Dentro del vehículo que iba con destino desconocido, sentía la suavidad de los hombros de ella, mientras le platicaba pormenores del viaje. Escuchar como su respiración se agitaba, era uno de los placeres que disfrutaba, además de seducir. No pasó mucho tiempo para que su nariz rozara el cuello de Violeta, mientras veía su diamante púrpura, escuchaba como su corazón se aceleraba, sentía su piel que se erizaba y escuchaba su voz se entrecortaba. Violeta tomó el rostro del Señor X con suavidad y ambas manos, sus unas uñas recién hechas, y en una mirada se perdieron uno en el otro, entre amor, complicidad y deseo, se besaron lenta y apasionadamente. No había prisa, el tiempo era suyo.




Violeta mordió un poco su labio mientras su aroma a madera y sándalo comenzaban a excitarla y lo hacía desearlo mas. Él colocó su mano sobre el vestido y la rodilla de ella, levantó el vestido dejando ver esas piernas estilizadas que comenzó a rozar con el borde de la uña por la parte interna de la pierna y su mano comenzó a desaparecer en la oscuridad del vestido. "Te necesitaba... extrañé tus caricias, nadie me hace sentir lo que tu." Los dedos de X pudieron sentir el calor que desprendía su entrepierna, mientras rozaban el encaje de su ropa interior. Con dos dedos comenzó rozar muy lentamente su vagina a la altura del clítoris. Violeta lanzó un suspiro y lo abrazó, dijo a su oído "Te tengo una sorpresa..." mientras le tomaba la mano y introducía bajo su ropa interior, "Siente..." ordenó mientras besaba su cuello y respiraba su olor a deseo. Los dedos de él sintieron unos vellos largos y humedad mientras más bajaba. "Traviesa" dijo mientras la besaba. Violeta siempre había estado depilada, pero era una ocasión especial y era un fetiche que él tenía, así que se dejó su bosque se expandiera, como ella lo llamaba. El Señor X, tomo varios vellos cerca de su clítoris y los levantó con firmeza haciendo que violeta tuviera un pequeño orgasmo, robando su respiración, y así con a boca abierta y los ojos en blanco, él lamió sus labios sintiendo cada pliegue en la totalidad de su lengua de una forma más que sucia, pero ¿Qué importaba? si ambos eran un par de degenerados cuando se encontraban. Además de las letras, tenían muchas perversiones en común.




*Toc toc*, el conductor interrumpió. "Señor, estamos a 5 minutos de llegar al destino". El Señor X agradeció y recostó a Violeta sobre el asiento, le quitó su cachetero de encaje rojo y colocó sus piernas en sus hombros. Comenzó a lamerla completa, desde el ano hasta donde nacen sus vellos, dejándola sentir cada textura de su lengua y limpiando cualquier rastro de fluido que pudiera tener. Luego tomó su cacheteros, los olió y lamió para antes de devolverlos. Violeta colocó un protector diario por si seguía escurriendo fluidos, arregló su labial y con una toallita húmeda de manera cuidadosa limpió el desastre que tenía en su rostro el Señor X, quién volvió a tener el porte formal y de caballero que le distinguía. "No me sueltes hasta que sea seguro" advirtió Violeta, él asintió y bajaron del vehículo tomados de la mano entre la oscuridad de la noche, se acercaron a la puerta blanca que estaba frente a ellos y él tocó tres veces.




La puerta se abrió y una luz emanaba detrás de ella, y dos hombres fornidos con espada salieron, "¿Qué busca aquí?" preguntaron en un un tono amenazante. Violeta tenía miedo más no lo demostró, el Señor X se limitó a responder "Nuestro púrpura brilla", bajaron sus espadas, hicieron una reverencia y les dejaron entrar. Un cuadro de una mujer desnuda sobre llamas y una estrella de siete picos yacía en la pared, debajo una mesa con antifaces venecianos y una nota que decía "Estimado invitado, sírvase de tomar un antifaz y dejar atrás lo necesario a nuestros guardias. Sea bienvenido." Violeta tomó uno color rojo, mientras él tomo uno negro. Fueron guiados a un pasillo detrás del enigmático cuadro. "Te dije que no te soltaría" le respondió mientras le regalaba una mirada de complicidad.




El salón principal era enorme y habría cerca de 70 invitados, sobre las mesas unas mujeres hermosas y desnudas con manjares sobre ellas y ojos vendados. La mayoría se veían de buena figura y sus senos delataban su juventud. "Vamos por un aperitivo" indicó el Señor X mientras Violeta se sorprendía por una bóveda estrellada pintada a modo de fresco en el techo. Él tomó de un racimo en el abdomen de esa chica inocente, una uva y la uso para rozar la entrepierna con vellos de un par de días, el cuerpo de la chica reaccionó y usó un poco de su fluido como aderezo, luego tomó otra, lo pasó por sus senos, aún en desarrollo y nuevamente uso algo de su fluido y colocó la uva en los labios de Violeta, quién al probarlo supo de su origen puro y divino. El Señor X pasó su lengua sobre el pezón erecto de la chica vendada, mientras Violeta besó sus labios y se alejaron. Personajes importantes y conocidos estaban entre los invitados, tanto políticos, empresarios, mafiosos, artistas, y más. El Señor X saludaba de una forma muy especial a cada uno, y presentaba a Violeta como su "Protégé". Violeta estaba más relajada, todos parecían personas muy educadas y amables, así que pudo soltar la mano de él pero seguía cerca.




Fue así que se escuchó a lo lejos "Maldito Hijo de Puta, creí que no vendrías", volteó la mirada y una mujer cercana a los 40 también con una copa en la mano, de mirada profunda y espíritu libre se acercó a besar su mejilla. "Violeta, ven. Esta dama es la señorita Azul" dijo, mientras Violeta extendía su mano "Un gusto, ¿Su nombre es Azul?", preguntó. "¡Claro! que la vida está hecha en colores y en el nombre se lleva la maldición" respondió Azul mientras se acercó y besó los labios de Violeta, mientras su manos libres tocaba su busto. "Vaya, que suerte tiene el bastardo. Son naturales, creía que eran igual de falsas que tu mujer" rió Azul mientras él le respondió de manera seria "Ella es la responsable del porque sigo aquí". Su plática fue interrumpida por tres bastonazos y todos prestaron atención al desconocido en la escalera.




"Bienvenidos sean a ésta noche mágica, éste año es especial y la magia está entre cada uno de ustedes. Comencemos los preparativos." dijo el desconocido al mismo tiempo que guardias tomaban a la fuerte a las chicas desnudas en las mesas, entre un desperdicio de manjares en el piso. Fueron conducidos a un salón rojo con un pentáculo invertido y dos antorchas con fuego. A su lado una mesa blanca montada en su totalidad con velas y accesorios blancos, los cubiertos eran de plata. Las chicas fueron amarradas de las manos en la espalda e hincadas, el anfitrión tomó un libro donde al abrirlo y mencionar la frase "Salve Satán" todos se hincaron, incluyendo Violeta. Hubo varias invocaciones en latín y luego tomaron una copa de oro, y una daga. "¿Harán lo que escribiste en la carta?" preguntó en voz baja al Señor X. "Si, pero no temas, tu estás segura conmigo" respondió.




Entonces recostaron a la primer chica con las piernas abiertas, se podía notar su inocencia y el anfitrión invitó a un alto rango del sistema de justicia a pasar, el anciano sacó de su pantalón su miembro con una erección considerable, "Eso fue por su pastilla" le compartió en silencio a Violeta quién dibujó una sonrisa pícara en su rostro. La chica inocente pedía misericordia, que era virgen cuando el anciano comenzó a penetrarla sin ningún tipo de delicadeza, pasaron un par de minutos hasta que eyaculó dentro de la primer chica, la copa se pasó para recoger la sangre y el semen que brotaba de sus labios mancillados. La chica lloraba, así que el anciano tomó la daga y de un movimiento le cortó el cuello. La chica cayó al piso intentando tocar su cuello, el burbujeo de la sangre ahogaban su respiración y la desesperación de sus ojos era evidente, sabía que estaba muriendo. Mientras que un hilo de sangre seguía su camino hacia una gran copa colocada para recoger esta sangre. Pasó la segunda chica que temblaba en miedo, ella no tenía casi senos así que pasaron a una dama, una distinguida cantante joven a quién le fue otorgado un dildo doble metálico que no dudar en usar para penetrar y ser penetrada por el mismo, la chica chillaba que no quería morir, y después de ocasionarle un orgasmo, recogieron la sangre y fluidos en el primer cáliz. Mientras la cantante tomaba el cuchillo y lo encajaba en el abdomen mientras imploraba piedad "La piedad es como el amor, una ilusión." Y de un golpe abrió todo su abdomen dejando que explotaran sus vísceras, se acercó a la boca de ella, le dio un beso, le cortó la boca y después la garganta, dejándola morir al la frase de "Salve Satán". Y así pasó un futbolista quién después de penetrar uso la daga para masturbar a la chica, los gritos eran terribles pero nadie decía nada, la muerte debería de ser un regalo que debían ganar los mártires. A otra le sacaron los ojos, cortaron dedos y el más brutal, un militar introdujo su puño entero dentro de la chica para al final dispararle dentro de su vagina. Esas escenas en vez de escandalizar estaban excitando cada vez más a Violeta y el Señor X. Al final el anfitrión subió e hizo la invocación final, solicitó se acercaran y cada invitado tuvo una copa de sangre de virgen junto con un poco de su primera eyaculación. Violeta preguntó por qué debía tomar ello, el Señor X le dijo "Es sangre adrenalizada, la mejor droga de todas. Es el miedo, la desesperación y el sabor a la muerte, con un toque dulce." así que brindaron juntos y rieron. La cena ya estaba servida.




La cena consistió de raviolis de carne, sopa de pimiento, carne rellena y enrollada en vino, legumbres, mazorcas de maíz y de postre unos souffles de fresa; vino y agua, para acompañar. Al final de la cena la sangre había hecho estragos y comenzó la orgía, las parejas y desconocidos fornicando sobre la mesa mientras los otros disfrutaban en una escena digna del Dios Baco. Algunos fueron por los cuerpos de las chicas con las cabezas colgando y comenzaron a ultrajarlas de todas las formas posibles, incluyendo arrancar pedazos de ellas para placer propio o ajeno. Violeta asqueada y excitada comenzó a frotar la entrepierna del Señor X quién ya poseía una erección rígida, no dudó más y ahí mismo comenzó a mamarsela. Podía sentir el olor a semen en el ambiente e incluso del Señor X quién se recostó para ser follado por la boca de ella, tanto tiempo había pasado que ella necesitaba de sexo que ésta noche descargaría todo lo que Violeta deseaba, en sus labios podía sentir las venas firmes de él y como su cabeza muy apenas cabía dentro de ella, con un frenesí por la sangre comenzó a mamar más y más hasta que él no aguantó más, de un golpe se levanto y la puso sobre la mesa con las piernas abiertas, se quitó el cinto y le dio en las nalgas sin piedad, el golpe la hizo gritar de dolor pero a la vez, el dolor era extremo y delicioso, quitó su ropa interior y se la metió a su boca. Violeta mordía la tanga a cada golpe del cinto mientras sus fluidos bajaban entre sus piernas de manera descarada. Entonces el Señor X fue que se la metió con un deseo desmedido, ellos se unieron a la gran orgía que se estaba llevando a cabo en aquella cena de solsticio. No pudo más y tiró los cubiertos y usó la mesa para ponerla en cuatro como el dominante que era, con su esposa jamás se hubiera atrevido a hacerlo ya que era de buena familia, pero Violeta era su puta personal, y le encantaba, especialmente como lo miraba mientras la maltrataba, acostó boca arriba, le colocó la mano en el rostro para que lamiera su dedo mientras veía como disfrutaba, luego Violeta lo miró con esa mirada a punto de alcanzar el cielo, fue entonces que le escupió y abofeteó para hacerla reaccionar pero Violeta se estaba orinando sobre él. Pasó otro asistente bañando a los invitados con sangre de las vírgenes, fue que Violeta como el Señor X la disfrutaron uno del cuerpo del otro. Cogieron como conejos por varias horas y varias ocasiones hasta que ninguno de los dos pudo más. Y como salidos de una masacre, bañados en sangre pasaron a la siguiente habitación en donde asistentes les bañaron y colocaron ropa cómoda y una playera del recuerdo que decía Solsticio. Su ropa sería lavada por parte del anfitrión y entregada de manera impecable dos días después.




El Señor X llevó a Violeta a su habitación del Hotel y se quedó con ella, ahí estuvo disfrutando, ya sin el efecto de la sangre, cada rincón de su cuerpo de manera suave, lenta, con caricias mientras ella también satisfacía cada pequeña petición que tuviera, las nalgas de ella estaban destrozadas debido a los golpes pero un poco de crema y hielo bajarían la inflamación, él mientras tanto las besaba para bajar su dolor. Mordidas, arañazos, y dos rounds más fueron necesarios para dormir cerca de la hora que saliera el Sol. Al despertar la cama tenía rastros de sangre, fluidos y más, pero lo más importante, el Señor X estaba junto a Violeta, ambos siendo felices a su manera. "Buenos días" dijo Violeta mientras lo despertaba con un beso. Él abrió los ojos y ser lo primero que vio, sonrió y dijo "Mi hermoso ángel, buenos días. ¿Cómo amaneciste?", ella respondió "Adolorida pero nada que no me hayas hecho antes... gracias por cuidarme y compartir tus secretos conmigo". El besó su frente, ambos se metieron a bañar y donde recibió una deliciosa mamada y otra vez a la cama. Ésta vez solo hubo caricias y una larga plática para ponerse al corriente el uno del otro. "Servicio al cuarto" tocaron en la puerta, el desayuno había llegado, además de una carta de Azul invitando a Violeta a su nueva exposición que sería también el jueves al atardecer.




Cuando hubieron terminado, él tomó una pequeña caja que estaba sobre la mesa, colocó a Violeta frente al espejo y sobre su cuello posó un hermoso collar de diamantes con forma de mariposa que brillaba. El Señor X regresó a sus actividades diarias, mientras ella se quedó con una guardaespaldas y un vehículo con chofer a su disposición. El resto de la tarde pasó de compras, al spa y yendo a hacerse las uñas, pestañas y más. Un tratamiento de frío hizo el mejor trabajo para dejarla lo más perfecta nuevamente. Mañana le esperaba un gran día. La junta en la Editorial junto a otros editores de diferentes países. En punto de las 9 de la mañana Violeta estaba terminando su desayuno y de un humor más que excelente, su mente viajaba en sus propias ensoñaciones cuando un mensaje la hizo regresar a la realidad. "La junta inicia 12 horas, toma tu tiempo." Se levantó y aplicó un poco de rubor, en sus pómulos y así como labial vinotinto. 10:30 de la mañana iba rumbo a la Editorial en el piso 23.




Siempre era un gusto ver a la chica de recepción, una universitaria con cabello color zanahoria y unas gafas de pasta negras, una dulzura de mujer quién acompañó a Violeta a la sala de juntas, que consistía en una mesa de cristal lazuli acompañada de sillas metálicas con acabados de tela negros, rodeada de paredes de cristal, con cortinas hasta abajo y al fondo una pantalla enorme sobre una pared gris espacial. Al fondo estaba el Señor X, portaba una corbata púrpura para la ocasión, quién al verla dejó una edición del nuevo libro sobre la mesa, agradeció a la chica de recepción e invitó a pasar a Violeta. "¿Qué haciendo?" Preguntó ella, él le mostró el libro, escuchó el sonido de las hojas, y después lo olió, era uno de los tantos fetiches que tenía, "Huele bien, pero no mejor que tu Violeta", se levantó y la empujó delicadamente de su abdomen hasta llevarla a la pared junto a la pantalla. "¿Qué perfume llevas?" preguntó sin prisas mientras su mano recorría desde su abdomen hacía su cuello, ella respondió "J'adore". Se acercó a sus labios y los rozó con los suyos, Violeta comenzó a vibrar de tanta tensión que le provocaba el Señor X, "Tus labios aún saben a fresas aunque sean vinotinto, mientras tu piel tiene un toque de perfume de bebé." Ese era uno de los secretos de belleza de Violeta. "No aguanto las ganas de hacerte mía aquí mismo..." se limitó a decirle al oído, mientras su mano entraba dentro de su blusa de la manera más descarada posible. "Hazme tuya.. " gimió en voz baja Violeta con la respiración entrecortada. Unos pasos a lo lejos y varias voces se escuchaban, los editores estaban por entrar. Así que terminó besando su hombro y diciendo "Más tarde terminamos ésta plática."




La junta fue sin contratiempos, presentaron la nueva portada, además de las diferentes portadas para las ediciones internacionales que serían manejadas por los editores presentes. Sus porcentajes, así como que al final en cada idioma se respetaría el nombre del Demonio. Al final brindaron y una pequeña comida como cortesía se sirvió para todos los asistentes. El Señor X se tuvo que retirar debido a varios compromisos de manera urgente pero le escribió que la vería después. Una pequeña notificación también llegó del recordatorio del evento de arte de Azul. "Que más da" dijo para si misma, recogió sus cosas y fue al hotel.




Comenzó el atardecer y Violeta llegó a un edificio antiguo en la zona central de la capital, ella llevaba una blusa ligera con una chamarra de cuero negro, jeans y tenis cómodos, llevaba el cabello recogido. Parecía una chica más y normal. Tenía tanto sin estar entre tanta gente y ser una desconocida. "¿Será éste el lugar?" revisó nuevamente la invitación y sólo había locales y una puerta cerrada sin ningún timbre visible. Estaba casi por irse cuando llegó una chica mulata de ojo verde, arreglada con un abrigo corto y tacones. Ambas se miraron, pero no cruzaron palabra hasta que la chica comenzó a buscar como abrir la puerta también. "Disculpa, ¿Vienes a la exhibición?" preguntó Violeta, "Sí", respondió la extraña, "Por cierto soy Fernanda" añadió. "Violeta" respondió mientras estiraba su mano para saludarle mientras decía "¿Sabes? Nunca había venido aquí pero la invitación indica que es el lugar", Fernanda dijo "Tampoco yo, deja le llamo a Azul". En ello estaba cuando llegó una mujer de piel blanca, ojo verde y cabello rubio y suelto. Vestía un abrigo de terciopelo oscuro, debajo un vestido negro, con mallas negras y botas altas, al cuello una mascada. "¡Hola! ¿Vienes a la exhibición?" preguntó Violeta, esperando que la respuesta fuera si. La chica sonrió y dijo "Sí, por cierto soy Valeria, pero me puedes decir Valeri". Valeri era hermosa, tenía la piel más bonita, su mirada era tierna y su voz muy dulce.




Una chica salió del edificio y les dejó pasar a las tres chicas que tenían frío para entrar a la exclusiva exhibición. Las escaleras estaban oscuras ya que no contaban con luz así que usaron sus linternas para iluminar su camino. "Todo lo que podría hacerse aquí en oscuridad total", pensó. Tocaron la puerta y salió Azul, les invitó a pasar a su estudio de arte oculto. Dentro había una exhibción de arte erótico, penes siendo deborados, mujeres con la vagina escurriendo, elaborados con diferentes formas y estilos. Violeta se sintió en el paraíso de los vicios. Había un cuadro que le interesó de sobremanera, una chica jóven mirando fíjamente al espectador mientras su lengua disfrutaba de un jugoso miembro, al verla sintió humedad y calor dentro de ella, "Maldito X" dijo en sus adentros, la había dejado caliente y no había tenido tiempo de masturbarse. Más invitados llegaron y comenzó la exhibición con un brindis, después todos fueron a tomar asiento. Del lado derecho de Violeta se sentó Valeri, mientras a su izquierda Fernanda. Una maquillista voluptuosa, una médica y un par de chicas inocentes. Una presentación de Azul muy divertida inició la velada para posteriormente comenzar a compartir experiencias y dudas sobre temas eróticos y sexuales, el ambiente era ligero pero tenso. Valeri sin querer tiró su celular y Violeta por instinto y cortesía se agachó pero ambas manos se rozaron, Valeri apenada alejo su mano, Violeta se lo entrego y ésta había rozado nuevamente su mano. "¿Sería una señal?" se preguntaba Violeta, quién en su pasado tuvo una experiencia por curiosidad, pero siempre quiso sentir a una mujer femenina y hermosa, y Valeri estaba ahí, quién también le miraba cuando Violeta estaba distraía.




Se retiró al sanitario al sentir que la humedad nuevamente bajaba mientras hablaban sobre fetiches, Violeta estaba siempre en fuego por eso varias veces necesitaba satisfacerse. Dudo si masturbarse en ese lugar, así que solo se limpió y al salir, Valeri la esperaba fuera, le hizo la seña de silencio y la tomó de la mano. Quizá fueron las copas, la tensión sexual del ambiente o el deseo de ella pero Valeri, sin abrigo, mostraba un cuerpo estilizado con unos senos casi de su mismo tamaño. La condujo a la puerta principal y mientras todos estaban atentos a Azul, quién si las vió salir, fueron a la oscuridad de la noche. Valeri puso a Violeta contra la pared y sin decir nada tocó su busto sobre su blusa. "¿Son reales?" preguntó en la oscuridad, "Si, siéntelas" respondió Violeta. Una mano cálida entro por segunda vez bajo su blusa ese día. La sensación del toque femenino era única, Violeta sintió la diferencia entre el deseo de un hombre, y el de una mujer como lo era Valeri. Violeta ya estaba húmeda, cambió de posicines con ella y la puso contra la pared, dónde la beso de manera intensa. "Total nadie me conoce", dijo para si. Su mano izquierda la uso para sujetar ambas manos sobre la cabeza de Valeri, mientras la mano derecha comenzó a sentir su cuerpo sobre el vestido. Valeri abrió mas las piernas para permitir ser explorada por los dedos de Violeta. Sintió esa humedad y calor que sentían de ella. No dudo y metió la mano dentro te la tanga de Valeri, un camino delgado de vellos le acompañó debido a su depilación brasileña, para después toparse con un clítoris erecto. Mientras Valeri disfrutaba, la giró y la puso con el rostro contra la pared. Violeta bajo sobre el cuerpo de Valeri y al mismo tiempo con ambas manos bajó hasta las rodillas su tanga que escurria en deseo. Sin dudarlo, levantó su falda, separó sus nalgas y pasando su lengua de manera firme limpió el fluío que emanaba del cuerpo de ella. Para comenzar a chupar e introducir su lengua mientras exploraba sus profundidades, el sabor inocente de Valeri era muy dulce, gemía en silencio mientras sus piernas comenzaban a temblar. No tardó mucho en lanzar sus fluidos calientes a la boca de Violeta que parecía una desesperada tragando hasta el final cada gota de ella, la giró y beso. Luego Valeri comenzó a sentir a Violeta pero escucharon la puerta y regresaron a la exhibición donde Azul la volvió a ver. La noche pasó sin nada más, pero Valeri dejó su número de celular para desayunar el día siguiente, viernes 24 de Diciembre.




Azul se acercó al final y le dijo "Vaya, creo que conociste a Valeri, es muy linda.", "Es hermosa" corrigió Violeta, "Su rostro perfecto, y esas tetas deliciosas". "Sé que serán buenas amigas". Así Violeta regresó a su hotel.




Al llegar, la chica de recepción le entregó un pedido a su nombre, así que fue al elevador haciendo que voltearan la mirada de hombres y mujeres, mientras cruzaba el lobby de aquel hotel de cinco estrellas. Sacó su tarjeta y las puertas del elevador se abrieron. Al cerrarse, vio un pastel red velvet delicioso con un moño color rosa, un pie de limón y una nota que decía simplemente "Disfrútalo. X". Violeta sonrió mientras llegaba a su cuarto, ella en silencio disfrutaba los detalles y el afecto que su amigo, confidente, protector y más. A quién en silencio le amaba y en otra ocasión hubiera escapado con él.




Lanzó los tenis, los jeans y la blusa, quedando en ropa interior. Se recostó en la cama, colocó en la pantalla algo de música, a su derecha sobre una pequeña mesita blanca estaba sus postres. Fue ahí donde el aroma a su sexo se hizo presente, así que se fue a duchar. Sus manos primero pasaron por aquellos senos duros, y después sus dedos comenzaron a rozar sus pequeños labios rosas. A pesar de su edad tenía el sexo de una jovencita. "Que bien se siente" decía, así que decidió terminar de bañar, tomó una toalla para el cabello y con la otra se cubrió para recostarse desnuda. Abrió las cortinas, por si algún extraño exhibicionista quería ver y comenzó a masturbarse en la cama. Sentía unas manos, no sabía si eran las de X o Valeri, pero la sensación cada vez la excitaba más. Lento y sin prisas su vagina se abrió como una flor y sus uñas se llenaron de sus fluidos. Era tan satisfactorio tener esas sensaciones. Se limpió a detalle con kleenex, lavó sus manos y procedió a comerse ese rico pie de limón con cobertura de bombón. Revisó su teléfono y en su aplicación privada un mensaje que decía "Espero te guste tu sorpesa...", ella sonrió y le agradeció, pues era lo más delicioso que había probado. A pesar de todo, el Señor X tenía realmente muy buen gusto en cuanto a comida deliciosa y le gustaba mimar especialmente a Violeta, si ella lo pedía, ella lo tendría. Jamás hubo un no como respuesta. Ella le platicó sus aventuras y confesiones por el resto de la noche, era parte de su secreto, su secreto más hermoso.




Al día siguiente se duchó y se arregló, un vestido rosa hermoso, peinado alto y unos tacones discretos para ir a desayunar con Valeri, eran las 9 en punto y al llegar al restaurante del hotel, Valerí iba llegando con un traje más que elegante y una blusa blanca, cual Bruja Suprema. "Hola!" Dijo de manera apenada Valeri, mientras retiraba sus lentes oscuros dejando ver sus ojos verdes profundos. "Adelante, siéntate. ¿Qué tal la noche?" preguntó Violeta mientras la miraba fijamente y bajo la mesa presionaba el mantel del mismo, reprimiendo sus verdaderas intenciones. Valeri contó que había ido con amigos a tomar, además que era fotógrafa. El mesero interrumpió para tomar la orden. "Fruta, café negro, pan con mermelada de fresa y de moras, y unos huevos" pidió Violeta mientras fijaba la mirada a Valeri, quién solicitó jugo, unos huevos estrellados y un poco de bacon y salchica. Era más arriesgada.




"Hoy es 24 de diciembre" dijo Valeri, "¿Harás algo especial?". "¡Claro!" respondió segura Violeta "Estaré en una reunión especial, ¿tú?", Valeri se limitó a contar que estaría con su familia. Luego comenzaron a platicar sobre un bolso de una chica que pasó y no le lucía, la comida llego y prosiguió la charla. Al finalizarlo, Violeta acercó su tarjeta corporativa de la Editorial y pagó un desayuno muy caro para lo sencillo que fue, pero no importaba, podía darse esos lujos. "Por cierto Valeri, ayer encontré un arete entre mi blusa, creo podría ser tuyo", el día anterior Valeri realmente había perdido un arete, una mariposa muy especial. Así que le acompañó hasta su habitación por el. La habitación estaba lista y todo lucía tan hermoso. "¿Puedo ver?" dijo Valeri asombrada de la vista de la capital. "Adelante" respondió Violeta con una sonrisa mientras se acercaba a ella y le dijo en voz baja "y deberías ver la vista por la noche, es increíble." Valeri notó al ver a Violeta a los ojos como brillaban tras el sol de la mañana, así que decidió capturarlos. "No traje mi cámara y mi celular está algo dañado, podría usar tu celular para tomar un par de fotos?". Violeta le otorgó su celular de alta gama con clave y varias notificaciones, ya que podía acceder a la cámara. "Así colócate, con cara tierna" Valeri le daba indicaciones, pero después comentó que su busto era hermoso, si lo había capturado en foto anteriormente. Violeta movió la cabeza con decepción, era tan demandante su trabajo que las únicas fotos que tenía era para revistas y portadas de libros. Violeta acomodó su voluptuoso busto que marcaba aquel vestido rosado, y dejó ver una silueta muy sensual y femenina.




Una sensación de deseo se volvió a apoderar de ella, pero ahora Valeri estaba en su espacio, así que se arriesgó. "Y si me tomas unas más sensuales? Total es mi celular y nada más yo las podré ver", Valeri simplemente sonrió y dijo "Adelante". El corazón de Violeta se aceleró ante su respuesta tan natural y comenzó a retirarse el vestido ante los ojos curiosos de la fotógrafa. "Tienes un hermoso cuerpo, muy cuidado, adoro tus tetas y el culo que te cargas" dijo sin pena alguna Valeri mientras se soltaba el cabello. Algo dentro de ellas se había vuelto a encender. Un par de fotos y Violeta se comenzó a desnudar. La colocó detrás de una cortina semitransparente para que su cuerpo se plasmara en ella. La entrepierna de Violeta estaba que ardía y Valeri lo notaba. "Aquí hace calor, mucho calor." Así que se quitó la blusa y el pantalón quedando en un conjunto rosa, muy femenino. Un par de tomas más y colocó a Violeta sobre la cama, mostrando sus senos, mientras estaba en cuatro mirando fijamente a Valeri, a quién su panty delataba el deseo que escurría dentro de ella, los labios hinchados y marcados podían verse mientras al final se oscurecía cada vez más del flujo que comenzaba a salir.




Violeta se sentó en el borde de la cámara para ver las fotos mientras Valeri estaba de pie frente a ella. "Me gusta como te ves en ésta" era una foto con los senos descubiertos y la oscuridad cubría su figura, "como una Diosa te miras". Violeta dejó el celular sobre la cama de su lado derecho, tomó la cintura de Valeri y la obligó a acercarse, mietras con su mano libre acariciaba su rostro para darse un beso, un beso en la intimidad de su habitación, donde solo ellas sabían en dónde se encontraban. Dos dedos de Violeta se posicionaron en su abdomen y recorrieron nuevamente sobre el panty húmedo de Valeri quién se estremeció al sentir el roce sobre su clítoris totalmente excitado. Por su parte Violeta sentía la hinchazón, calor y el aroma de inocencia de Valeri, se levantó y la recostó sobre la cama en dónde le quitó los pantys y con la lengua recorrió desde su rodilla hasta su sexo. Pudo disfrutar sin prisas de aquel nectar y los vellos en forma de línea que le adornaban. Como amaba ese olor, el olor a mujer. Sus manos comenzaron a explorar su cuerpo y debajo de su bra rosa se escondían sus enormes tetas, como disfrutaba pasar sus dedos entre los pezones erectos mientras bebía de su nectar. No dudo más y también se recostó en la cama, un 69 perfecto mientras ambas se exploraban y bebían de sus fluidos para después combinarlos en un beso. Fue entonces que se encontraron sus vaginas, frotando primero lentamente, siendo el único sonido la viscosidad al separarse entre ellas. El ritmo aumentó al igual que el deseo y terminaron en un frenesí sexual una mojando y orinando a la otra. Al final se recostaron para abrazarse y sentir sus cuerpos. Valeri se retiró y Violeta vio el horario "¡Coño!" su pequeña aventura había llegado hasta medio día. Una ducha rápida y salió con X quién la esperaba pacientemente, el tráfico había hecho que se retrasara.




Él la llevó a una tienda muy exclusiva de lencería en donde ella se probó diversos conjuntos para darle el mejor regalo de navidad al Señor X, además era parte de sus juegos. Dentro otro chico llegó con su novia, una francesa muy hermosa, quién se presentó como Navi. Quién mientras su novia se probaba ropa cortejaba a Violeta pues se presentaba como un gran conquistador de hermosas mujeres y además tenía una esposa, una mujer de baja estatura y sin gracia alguna, de malos tratos y vulgar. Eso lo supo al ver su foto de perfil que le presumía de cierta red social, quién en su descripción colocaba que ella era superior y una "Angelita" del amor. Violeta ante la insistencia le dio su número de habitación y quedaron de verse esa tarde después de las 5pm, así que después de seleccionar un conjunto muy sensual blanco casi semi transparente de encaje muy fino, se retiraron a comer en uno de los mejores restaurantes de la capital. Hablaron del pasado, del presente y del futuro, pero más allá de como estaba pensando el Señor X dejar a su familia, pues se había enterado de una verdad incómoda. Más no le quiso decir a Violeta aún. Cerca de las 4 ella se encontraba nuevamente en el hotel, ansiosa de ver a Navi, pero éste nunca llegó aunque por mensaje de texto le decía que la vería y la deseaba, ansiaba estar con ella, no se esforzó por hacerlo. "Otro patán más" dijo, "a quién le importas siempre buscará una manera de estar, de lo contrario siempre encontrará excusas." una frase que el Señor X le repetía. Al leer los nuevos mensajes un par de excusas que no podía por mil motivos pero esa noche iría o el día posterior. "Que se quede con su amante francesa y su horrible esposa, mientras se preguntaba si sería mala suerte o necesidad lo que lo hizo casarse con aquel adefesio mal llamado mujer.




Tocaron la puerta y su corazón se aceleró, pero era el equipo de estilistas y peinador para dejarla hermosa. Un par de horas después ella estaba lista para la cena, una cena de lujo además de inversionistas privados. Por motivos festivos usó su traje rojo, el que había sido bañado de sangre, pero ahora lucía impecable, mejor que cuando lo compró nuevo. En punto de las 9 de la noche un carro propiedad de la empresa pasó por ella y sus escoltas personales la acompañaron. Llegaron a uno de los hoteles más lujosos en donde varios invitados llegaron en helicóptero. Al entrar vio a la recepcionista muy hermosa en un vestido corte sirena negro y el cabello recogido, detrás. Más adelante a los inversionistas, fumando puros y riendo. "Hola" reconoció esa voz, al voltear el Señor X con su creída esposa de sociedad. "Que bien nos pudo acompañar a ésta velada, le presento a mi amada esposa". Una sonrisa más en forma de burla por las palabras tan descaradas se dibujó en el rostro de Violeta, mientras la señora se limito a girar la mirada y hacer una mueca. Claramente estaba enterada o sospechaba de que ella podría ser la infidelidad de su esposo, lo conocía claramente, su poder lo hacía atractivo. Un sin fin de platillos se colocaron ante la mesa y el vino corrió como agua, el Señor X se limitó a beber dos o tres vasos de Whiskey, mientras su esposa tomó vino, vodka, tequila y lo que encontró. "Una escena patética" le escribió en privado a Violeta. Pasada la media noche entre borrachos y más su esposa estaba lo suficiente ebria para no dar algo más, su guardaespaldas la subió a su vehículo. Era el momento para escaparse pero de forma discreta, le pidio a Violeta se subiera al vehículo donde venía y se arrancara, el llegaría en breve en el portón. Mientras simularía tener interés con los editores e inversionistas y se disculparía por su esposa, que regresaría a casa con su familia y les deseo una excelente navidad. Todos vieron salir al Señor X y subirse a su vehículo, pero mientras esperaban que abrieran el portón a lo lejos, nadie notó cuando cambió de vehículo. Así que el vehículo partió rumbo a su casa, en donde varios asistentes vivían y darían fe que realmente llegó, mientras violeta llegaría a su hotel con él. Su esposa no recordaría nada.




Al bajar llevaba una maleta, Violeta preguntó que era. "Es tu regalo" se limitó a decir. Al cerrar la puerta de la habitación los amigos, confidentes y amantes no se pudieron contener, por su parte Violeta deseosa por terminar lo de aquella junta, mientras el Señor X porque era su secreto más oscuro. Mientras se desnudaba el Señor X abrió la maleta. Unas cadenas, una correa de puntas afiladas, una máscara, un traje de latex, un látigo y una navaja. Violeta le mostró su ropa interior que el Señor X la beso y disfruto para excitarla, luego le colocó el traje, le puso las botas, le dio el látigo, y la navaja. Al final la besó apasionadamente y le colocó la máscara mientras le decía "Haz lo que quieras, feliz navidad". No hay palabras que describan aquella noche llena de placer y dolor por parte de aquellos enfermos degenerados. Los guardaespaldas tenían ordenes de escucharan lo que escucharan no interferir bajo ningún motivo. Un pequeña rasgada, arañazos y el traje destrozado estaba en la habitación al amanecer, diminutas manchas de sangre y la escena de una noche extrema de pasión, un poco de moretones en el cuerpo de ambos pero felices abrazados despertaron, adoloridos levemente pues hay que diferenciar el dolor para fetiches contra la tortura. El Señor X se fue a su casa a despertar a su esposa y reclamarle una supuesta escena de celos en donde lo lastimó, ella no lo recordaría.




Violeta regresó a su hogar, pero notó algo raro días cercanos a año nuevo, su regla no había bajado. No dudo y fue por una prueba casera, estaba embarazada. No hubo nadie más que del mismísimo Señor X con quién estuvo. Temerosa a su reacción le escribió "Necesito verte, es importante." En pocos minutos llegó un mensaje "Tienes autorización para viajar y comprar lo que necesites. Me encuentro en Nueva York con la familia. Espero todo se encuentre bien. X." Violeta dudó pero esa tarde voló a Nueva York, y por la noche ya estaba con el Señor X, viéndolo frente a frente. Después de un cálido abrazo preguntó el Señor X "¿Qué sucede?" mientras tomaba de sus manos. Violeta empezó a llorar, sabía que decirlo podía cambiarlo todo y tenía miedo, mucho miedo a perder a alguien tan especial. El Sr. X no pronunció palabra alguna ni la soltó hasta que ella respiró y habló "Estoy embarazada, no tengo duda que es tuyo." La cara del Sr. X con una cara de afectación se presentó ante ella, realmente estaba preocupado o pensando algo. Cada segundo fue eterno, hasta que respiro tranquilamente, trago saliva y dijo "Qué deseas hacer?". "¿Qué?" Violeta lo miró con rabia mientras el Sr. X permanecía inmovil sin soltarla. "¿Quieres tenerlo, no quieres tenerlo?" dijo de una forma tan directa que la tranquilizó, pues Violeta siempre encontraba tranquilidad con él. Le miró a los ojos con ternura. luego bajo la mirada y dijo en voz baja "Quiero tenerlo". El Señor X tomó las palmas de su mano las puso frente a las suyas y entrecruzó sus dedos con ella. "Te prometí que nunca te iba a soltar, ¿Lo recuerdas? lo haría hasta que tu me lo pidieras... No tengas miedo, vamos a tenerlo y amarlo.", "¿En serio?" Violeta lo miró sorprendido admirando su determinación. "Te amo Violeta y jamás te lastimaría. Tu cambiaste mi vida y yo te protegí en secreto, no quiero que seas un secreto más, sino una luz que brille como lo hermoso que vive dentro de ti. Vida dentro de la vida". "¿Pero tu esposa? ¿Tus hijos?" dijo con tristeza y asombro.




"¿Recuerdas que el día de la cena de navidad te dije que había descubierto algo?", Violeta no sabía de que trataba, el Señor X le pidió quitara su anillo de bodas de su dedo y dijo "No voy a necesitar esto, me enteré que mi esposa me estuvo siempre engañando. Hice pruebas en secreto de ADN y ninguno de mis hijos es mío. Pero tampoco tienen el mismo padre." Violeta no con el asombro de lo que escuchaba. "Ayer le dije a mi esposa que lo sabía todo y después de una pelea lo confirmó. Ninguno es mi hijo porque cuando ella estuvo embarazada los botaba, o tomaba pastillas. Jamás quiso darme mi mayor ilusión." El corazón de Violeta se sorprendió cuando se quitó su anillo más poderoso, el ojo que todo lo ve, jamás se lo había quitado.




Se levantó y frente a Violeta se arrodilló. "¿Quieres formar una familia conmigo? Quizá jamás te entienda pero ¿Sabes? después de conocerte aquel día en la cafetería, comprendí que yo necesitaba una mujer poderosa a mi lado. No solo una niña malcriada y bonita, como creía. Te agradezco por ayudarme a recordar el tipo de hombre que quiero ser, arriesgarme a sentir, más allá de mis miedos. Y sanar mi corazón destrozado. Me recordaste que vale la pena vivir. Y quiero vivir el resto de mi vida a tu lado y el de mi hijo o hija". Violeta rompió en llanto, la vida seguía, presionó los labios mientras le miraba con un afecto y acepto moviendo la cabeza. El Señor X le colocó su anillo a ella. Al colocarlo ella le abrazo y beso de una forma tan apasionada. Se levantaron y abrazaron. Al oído y ante la mirada de pocos curiosos le dijo sólo para ella: "Habrá millones de mariposas pero ninguna es igual. cada una es única; y sé que una mujer como tu jamás la volveré a encontrar en la vida". Violeta le preguntó: "¿Te quedarías hoy conmigo?" mientras miraba sus ojos con una fragilidad inmensa. El Señor X respondió: "Me quedaré hasta que mi corazón deje de latir, y aún así mi alma te cuidará. Cuando nuestras almas sean destruidas, mi espíritu se fusionará contigo para brillar por la eternidad."




Dedicada con mucho cariño para todos esos amores que no pueden ser o estar, pero especialmente para ti, Violeta.

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