Tócame







No aguantaba más, las restricciones habían hecho que su cuerpo rogaba a su vecino nuevo el ser follado como una puta.


Sole había pasado al último año del instituto exclusivo para señoritas, desde que era niña le gustaba vestirse muy femenina para salir al centro comercial, pero antes de iniciar el coronavirus colocó severas restricciones que hicieron se quedará en casa.

Su vida sexual la inicio muy de joven gracias a sus compañeras que usaban el armario del salón en donde se almacenaban los libros para rozar y recorrer en total oscuridad los cuerpos de otras, ella disfrutaba cuando una mano desconocida subía por sus piernas para entrar dentro de sus bombachas y acariciar su vagina con vello recortado, ella era fan de sentir los pezones erectos de sus compañeras entre sus dedos mientras la madre superiora afirmaba a los padres de aquellas mocosas que el instituto era el mejor para cuidar la honra de las señoritas.

Justamente esas sensaciones pasaban por su mente mientras su mano jugueteaba entre sus labios, haciendo que lubricaran para poder introducir ese perfume de bolsillo, quien había servido como consolador para aquellas tardes aburridas. La cuarentena había provocado que se calentara por cualquier motivo, incluso había días que podía pasar todo el día masturbandose en su habitación.

Vivía con su madre y abuela, la última por la enfermedad había fallecido desde el inicio, por lo que tenía todo el tiempo del mundo para experimentar su sexualidad.

Aburrida y sola vió con entusiasmo que un nuevo vecino se mudaba al edificio, un hombre de unos 27 años, cabello largo y barba, con gusto por las motocicletas, así fue como comenzó su obsesión.

Buscaba cualquier pretexto para que la viera pero el nunca le dirigió la palabra, sólo un par de miradas y sonrisas que la hacían fantasear casi todo el día.

Una mañana lluviosa Sole no resistió más y fue con su vecino a pedirle apoyo, a subir el agua ya que los repartidores la dejaron en el primer piso. El joven se apresuró y le ayudó incluso mojandose por la fuerte lluvia.

Al entrar al departamento de Solé y colocar el agua, el noto que había dejado las llaves dentro de su departamento igual que su smartphone. Mojado y con un poco de enojo Solé le propuso una solución, ella secaria su ropa y cubriría los costos del cerrajero así que llamo mientras el se quitaba la camisa, Solé quedó asombrada por la musculatura que escondía aquel joven al mismo tiempo que el cerrajero le informaba que pasaría por la tarde. Faltaban horas para ello por lo que se disculpó y aprovechó el tiempo para prestarle un suéter de ella.

Sus jeans y botas también estaban húmedas así que se las retiró en privado y uso un pants escolar.

Rodrigo se llamaba y en efecto era soltero, aficionado a las motocicletas y manejaba una empresa de entregas locales, un día perdido pero conoció a una agradable chica.

El tiempo pasó en una atmósfera de confianza e intimidad, la ropa de Rodrigo estaba lista así que se visitó nuevamente y regreso a Solé aquel suéter impregnado de su loción masculina, un aroma sutil pero varonil y seductor. Nada barato, dedujo.

Aun faltaban varias horas así que Solé cocino unos bocadillos simples pero al llevarlos a la mesa tropezó con el agua y se golpeó las nalgas y espalda.

Rodolfo corrió a asistirla pues además era paramédico voluntario, después de un par de gritos de dolor él la colocó boca abajo y comenzó a revisar la zona presionando ciertas áreas del músculo trasero.

Revisando desde su rodilla fue subiendo su mano por la parte trasera de ambas piernas y de lado externo, posteriormente dijo: "Es necesario que te revise por la parte interna para verificar que no haya daño." Sole asintió y comenzó a revisar por la parte interna, antes de llegar a la entrepierna retiró la mano pero Solé no dijo nada y separó un poco más las piernas, mientras revisaba la segunda pierna al llegar a la entrepierna la retiró pero Solé dijo "Tócame" así que regreso la mano moviendo muy cerca de sus labios pero en la pierna, "No, más arriba me duele". Retiró su mano y la colocó en la espalda baja así que Solé tomo su mano y la colocó entre sus labios.

Rodolfo comenzó a masajear esa zona sintiendo más intenso su calor y fue necesario que Solé se retirará sus jeans entubados para poder revisar, agitada lo hizo dejando ver unos pantys celestes. Él de manera profesional revisaba el área afectada en busca de dolor, sus labios se hincharon y empezaban a marcar aquellos pantys mientras las sensaciones la habían hecho comenzar a lubricar, en menos de un minuto lo que había sido una pequeña mancha oscura en su entrepierna se había expandido a toda la zona baja, no podía ocultarlo y Rodolfo lo noto.

La recostó boca arriba y muy lento comenzó a subir sus manos con el pretexto de seguir el músculo y descartar golpes, en pocos segundos tenía a Solé con las piernas abiertas mientras su cuerpo rogaba por sexo.

Rodolfo seguía subiendo sus manos y preguntando si dolía, se aventuró y comenzó a subir por la rodilla por la parte interna de la pierna, utilizando dos dedos para hacer presión, seguido por un movimiento circular.

Al llegar a sus labios húmedos de manera descarada presionó sobre el clítoris haciendo que Solé lanzará un quejido mientras un escalofrío recorría su cuerpo.

-¿Te dolió?

-No, continúa

Así que hizo presión nuevamente en la entrada de su vagina y con un movimiento circular logro que eyaculara, atravesando su panty y mojando con su fluido los dedos de él.

Retiró los calzones para hacer una revisión más a detalle, por protocolo médico, indicó. Su vagina presentaba los vellos adecuados a su edad pero recortados recientemente. Él los separó y comenzó a explorar dentro de ella mediante tacto, la revisión fue tan deliciosa que le siguió un orgasmo muy intenso que mojo nuevamente su playera así que se la quitó.

Se levantó muy serio y dijo:

-Señorita usted tiene una enfermedad, para detener esa sobreprotección de fluido necesita una sesión intensa de masaje interno, externo y relajación.

Ella no comprendió y por un momento se asustó, así que dejó que un experto le apoyará. Volviendo a introducir sus dedos pero de forma adecuada ejerció presión nuevamente hasta sacarle un nuevo orgasmo, más intenso que el que haya sentido jamás mientras la desnudaba.

La alzó y llevo a su recámara para revisarla boca abajo, el se retiró sus jeans para presentar unos boxers con tremendo paquete dentro, los que se retiró y pudo apreciar aquella herramienta, un trozo de carne digno de cualquier Dios.

Se colocó sobre ella para masajear su espalda, esas manos callosas se sentían deliciosas en su espalda mientras el miembro le colgaba entre las nalgas y rozaba sus labios ardientes. Podía sentir como crecía aquel fierro cada segundo y hasta que estuvo en su punto, sin decir palabra alguna comenzó a encontrar su camino dentro de sus labios.

Estaba demasiado grueso o se le habría encogido la vagina, pero pudo sentir nuevamente como la partía mientras jadeaba, de manera lenta pudo entrar todo dentro de ella y sintió desmayar ante la primera estocada.

Tomó su cabello y comenzó a cabalgar de manera agresiva, podía sentir las contracciones de su cuerpo contra aquel trozo de carne que no salía dentro de ella, la humedad y calor no disminuyeron, aumentaron al grado de en un movimiento ella estaba cabalgando como desesperada.

Intentaron hacer anal pero no pudo dilatarla así que en cuatro pusieron a Solé y unos momentos más tarde él descargo toda su leche dentro de ella.

La miel brotaba de sus labios, Rodolfo la tomó y ambos se metieron a la ducha. La limpió adecuadamente y la baño como a una niña pequeña, Solé pudo al fin calmar sus deseos, lavo su cama y después de unos minutos de tener todo listo el cerrajero llegó y abrió el departamento de Rodolfo quien le entregó una llave a Solé para cuando se sintiera sola o aburrida.

Su madre llegó y felicito a su hija por haber hecho la limpieza de la casa. Ahora Solé va diariamente por su porción de leche masculina mientras le dice al oído "Tócame como la primera vez".







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